11.02.2010

Usualmente los domingos a esa hora estoy en la iglesia, ese día nos encontrábamos [mi compañera y yo; ah y su novio que la andaba cuidando] en el Museo de Arte; era parte de nuestro trabajo final en Antropología urbana. Observar, platicar, pasar un poco desapercibido; no sonaba una tarea difícil; quizá hasta me podría distraer, no había sido una semana fácil, mi papá, el hospital, diagnostico reservado, stress, ansiedad. Después de una hora y media me estaba durmiendo pero ese sueño nos respondía a una necesidad física sino mas bien a un estado anímico. Quería perderme entre las esculturas y las pinturas, quería que alguna me tragara así como en las películas que uno toca la imagen con el rotulo “no tocar” y la pintura lo termina tragando y haciendo parte del paisaje. O Talvez solo quería encontrar algún rincón dentro del museo que nadie antes hubiera visto que ni los guardias de seguridad conocieran, y ahí hacerme una almohada de hojas o piedras y darle un poco de descanso a mis atolondrados pensamientos.

Debo decir que me cautivaron las pinturas existencialistas sobre todo las del pintor Cesar Menéndez. Había tantas cosas que leer, que ver, tantas cosas porque dejarse cautivar; pero fue este grupo, fue ella quien hizo mi visita una experiencia para recordar.

Eran unos 11 entre hombre y mujeres, mas 3 profesoras que les andaban cuidando. Ellos formaban parte de un “selecto” grupo de adultos (salvadoreños) de la tercera edad que el MINED está enseñando a leer. Qué buena idea incluir en el plan de alfabetización una visita al museo de arte a aprender de nombres, técnicas, corrientes, escuelas, interpretaciones, sobre todo cuando estas personas a esta edad ni han de recordar todos los nombres de los nietos que han de tener. [quizá prejuicio mio]La verdad es que algo me pareció risible de la situación, aun no logro descifrar que DE Todo. Es como aprender a andar en bicicleta en un velódromo [si no sabe que puede suceder pregunte aquí]

Ella tenía una semblante como la de la mayoría de ancianos en nuestro pequeño país, con la piel arrugada por el tiempo y los sufrimientos, una actitud de miedo y como sumisión, pero con un ojos que cuando lograban encontrarse con los de uno sonreían ¡de verdad!. Me pareció interesante que a pesar que se notaba que el discurso de la guía los confundía mas tenían una actitud de orgullo y satisfacción de estar aprendiendo de arte. Habíamos cruzado miradas en algunas ocasiones, creo que le llamo la atención que me encontraba cerca de su grupo todo el tiempo. Se acercó.

Ella: ¡que interesante verdad!

Ella: ¡si es que El Salvador tiene cosas bonitas, hacemos cosas bonitas!

Yo: Sonreí, si así es [no hallaba más que decir]

Ella: Lástima, de todos modos para qué, por gusto

Interesante pensé, le pregunte dos veces más a qué se refería y ella me pedía que le hablará mas fuerte porque no me oía, cuando una de las profesoras nos cachos y como dos jovencitas colegialas encontradas infraganti por la superiora nos callamos y una mirada de ella nos basto para que cortáramos nuestra corta conversación y ella volviera al grupo.

Reí por dentro, me comenzó a invadir un sentimiento de vida, de ser ser-humano, de estar viva y compartir con otros seres vivos, mientras escribía. Cuando les toco pasar a la siguiente sala ella se fue quedando al final de la fila sabía que algo me quería decir:

Ella: ¿Solita anda?

Yo: Eeh no ando con una compañera de la u

Ella: ¿qué dice? Es que no le oigo

Otra profesora: vamos niña lety

pude sentir que quería adoptarme en su grupo para que yo también aprendiera lo que ellos aprendían, aunque dudo que me hubieran aceptado siendo yo una novata. Ahora aprendía del impresionismo, cómo se comía eso probablemente no sabía pero claramente disfrutaba del recorrido, la sonrisa la delataba.

Pudiera escribir párrafos y párrafos de los intercambios de miradas con ella, con las demás ancianas y ancianos, pudiera contar que algunos se estaban durmiendo, que otros visiblemente veían al suelo o para otro lado, pudiera relatar tantas impresiones de este [afortunado] encuentro, pero hoy solo quiero decir algo con todo el respeto que estas personas y las instituciones que les ayudan se merecen:

Me gustaría saber que se está haciendo en materia de ayudarles a que estas personas sean poseedoras de la tierra donde viven, que se está haciendo en materia de dar o mejorarles una vivienda, en enseñarles un nuevo oficio o darles educación a sus hijos, que se está haciendo por su salud física y psicológica una deuda con nuestro ancianos por años… me parece bonito que les lleven al museo de arte como una salida recreativa, me parece un falso alcance llevarlo al museo de arte como medidor de cuanto están aprendiendo… talvez todo lo que quiero decir es lo que ya bien nos cantaba Katya y Salvador Cardenal [que en paz descanse]:

...Un viejo está, aprendiendo sus primeras letras, no tiene anteojos pero sabrá leer

4 comentarios:

Adolfo Napoleón dijo...

hey mira solo una cosa, no si lo hayas notado pero se te olvido ponerle el titulo a esta entrada.

Saludos

♦PªU♦ dijo...

"ese sueño no respondía a una necesidad física sino mas bien a un estado anímico"

Cuantas veces no pasamos el día cabeceando sin tener sueño :(

Un día en el museo eh?

BESOS!

dsito dijo...

Tu encuentro con ella ~ EL MOMENTO MAGICO DEL DIA!!! :) Lee esto si puedes:

http://aliceinsivarland.blogspot.com/2010/11/el-momento-magico-en-la-maquila.html

Lo escribio una amiga muy querida ;)

Ester dijo...

@Adolfo Napoleón: gracias por el comment, decidí dejarla así, sin título.

@Pau: hay dias muy malos (animicamente ahablando) gracias a Dios que nos regala otros dias muy lindos, un abrazo

@dsito: ya la leí, que bonito lo que escribió; ahora entiendo lo del momento magico del día. :)